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Agradeciendo en familia

  • Isabel Aller
  • 2 dic 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 17 dic 2019

Gracias a los avances en medicina de los últimos tiempos disponemos de un conocimiento mucho mayor acerca del órgano más complejo que los seres humanos tenemos: el Cerebro.


Una de las características del cerebro que la Ciencia ya ha confirmado es la neuroplasticidad que significa que el cerebro no se mantiene intacto y estático una vez que somos adultos, sino que éste tiene la capacidad de reorganizar sus rutas neuronales, crear nuevas conexiones e incluso crear nuevas neuronas durante toda nuestra vida.


El cerebro es un órgano práctico y así, las conexiones neuronales que utilizamos se fortalecen, mientras que las que no usa las va eliminando.

Parece ser que necesita 21 días para consolidar un nuevo patrón de conexiones neuronales.


Con estas premisas, puse en marcha un pequeño experimento en casa. Se llamaba el Muro de Agradecimientos. El experimento consistía en que durante 20 días, todos los miembros de mi familia (mi marido, mis tres hijas y yo) debíamos escribir algo concreto por lo que estábamos agradecidos ese día. Debía ser algo muy específico, es decir, intentar no plasmar generalidades. Y así, por ejemplo, incluimos este tipo de agradecimientos, “estoy agradecida porque en el recreo de la tarde he jugado al pilla pilla y me lo he pasado fenomenal” o “estoy agradecido porque mi compañera Ana me ha dicho que su marido ya se ha curado de la enfermedad que tenía”. Cada uno teníamos un color asignado. Durante los 20 días, y justo después de cenar en familia, creamos la costumbre de rellenar el mural. Nunca se nos olvidaba; si no era uno, era otro el que decía “eh!, los agradecimientos!!”. El último día, el día 21, hicimos un balance juntos de la experiencia y el agradecimiento común de ese día fue tener completo nuestro mural.


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Podéis ver una foto de lo precioso que quedó el mural. (alguna pegatina se ha caído con el tiempo). Lo he guardado ya que es un recuerdo estupendo. Pero sobre todo, me quedo con ese ratito de pensar todos los días en los regalos que el día nos había dado a los cinco, en pensar las cosas tan maravillosas que nos suceden y a las que no damos importancia… Os diré que sigo manteniendo la costumbre de agradecer lo bueno que la vida me da, creo que he “acostumbrado” a mi cerebro. Y en mi marido y mis hijas también me da la impresión de que esta experiencia ha dejado su poso y que todos apreciamos más las bonitas experiencias, por pequeñas que éstas sean. Hemos "aprendido" a ser más agradecidos. Y es que ser agradecido proporciona muchísima felicidad.


Puedes ver más fotos en el Instagram de LLesterday.

 
 
 

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