Lo que estoy apre(HE)ndiendo viviendo en Londres
- Isabel Aller
- 3 nov 2022
- 3 Min. de lectura
Desde septiembre mi familia y yo nos hemos trasladado a Londres a vivir. Está siendo una oportunidad maravillosa para crecer profesional y personalmente. Salir de tu zona de confort siempre está muy bien, independientemente de la edad que uno tenga. De hecho, creo que estar en una época madura de mi vida me está ayudando a apreciar matices que de ser más joven no estaría interiorizando de la misma manera. Me gusta mantener los ojos abiertos, ser sorprendida por lo que aquí ocurre, y, aunque, la sabiduría que todos acumulamos con los años está ahí, mi espíritu está siendo como el de una niña que se deja asombrar por lo que ocurre alrededor.
Londres es una ciudad enérgica, apasionante, divertida e interesante. Mi fortuna es que, además de británicos, estoy conociendo personas de otros orígenes, lo cual está enriqueciendo más la experiencia. Es verdad: he tenido mucha suerte con mi destino; desconozco si lo que os voy a contar sería lo mismo de ser otro mi nuevo lugar de residencia.
Estoy aprendiendo y aprehendiendo lecciones de vida, entre otras:
- Todas las personas, en el fondo, nos parecemos mucho. Lo que nos hace sentir, reír, etc. al final es muy similar para todos. Cuentas un chiste, y produce la misma gracia que en España. Te emocionas por un desfile de tus hijas en el colegio, y ves a todos los padres igual etc.
- Ayuda más a conectar lo que sientes y la energía que transmites que la perfección al hablar un idioma. Yo hablo inglés bastante bien, pero no soy bilingüe. Esto me preocupaba un poco… me he dado cuenta de que no importa en absoluto; es mucho más relevante cómo transmito mi mensaje que el mensaje en sí.
- Conocer un país de turismo es una cosa y vivirlo es otra. Mi idea de Londres era la típica de una persona que lo había visitado de vez en cuando. Interiorizar su día a día es muchísimo más que eso. Pasear por barrios desconocidos, restaurantes no típicos, hablar con sus habitantes, fiestas particulares… ¡Nada que ver y mucho mejor!
- Es posible hacer amistades profundas con personas que, a priori no tienen nada que ver contigo, y sin embargo, pasen a ser de tu círculo más íntimo en poco tiempo. Imagino que está relacionado con el verte solo y la necesidad de conocer gente. Salir de tu círculo habitual de amistades te enseña a abrirte, a hablar de otros temas y desde otros puntos de vista… Y encuentras seres humanos maravillosos en ese camino, que sabes que ya nunca se van a ir de tu vida.
- Mostrar tus necesidades y vulnerabilidades te ayuda a conectar. En Londres no puedo ir de Súper Woman aunque quiera: desconozco las costumbres, el día a día, donde compran las madres de familia, cómo resolver determinadas cuestiones... Sobre todo al principio; estaba súper perdida. Estoy pidiendo ayuda más de la cuenta … y resulta que justo por eso, estoy cayendo bien.
- Fuera juicios y prejuicios. Acostumbrada a “catalogar” a la manera española, me estoy llevando muchas sorpresas (la mayoría agradables). Me estoy acostumbrando a no juzgar, a no poner etiquetas. Muchas veces, la gente no es lo que parece según los estándares que yo tengo interiorizados, y ¡es tan bonito descubrir estas sorpresas!
Cuando vuelva a España seré la misma, pero mejor. Me llevo todas estas enseñanzas, (y las que vendrán, por su puesto; esto no ha hecho más que empezar) que ya están formando parte de mi y , que estoy segura, me harán mejor persona.
Aquellos que habéis residido fuera de vuestro país estáis entendiendo de lo que hablo....

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