Responder con habilidad ante la Adversidad
- Isabel Aller
- 30 sept 2021
- 4 Min. de lectura
Me gusta mucho la palabra RESPONSABILIDAD, y más cuando me enteré de que su origen etimológico es el de “Responder con habilidad”, y es que, como vamos a ver, para responder con habilidad ante las circunstancias adversas que la vida nos manda, muchas veces se trata de HACERSE RESPONSABLE en lugar de hacerse la víctima.
Para explicarlo, voy a recurrir a unos conceptos que elaboró el genial Stephen Covey en su libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”.
Él dice que todas las personas estamos rodeadas de tres círculos concéntricos, que marcan la diferente capacidad de acción que cada uno de nosotros tenemos ante los acontecimientos:

- La zona más interior es el círculo de control que incluye dentro de sí aquellos hechos sobre los que yo tengo control directo, ya que lo que está implicado es mi propia conducta, donde yo DECIDO qué hacer y qué no hacer. Vamos a poner un ejemplo, ante la fatal situación pandémica que estamos viviendo con el Covid 19, yo tengo control, por ejemplo, sobre si me vacuno o no me vacuno, o sobre en qué momentos me voy a poner la mascarilla.
- El siguiente círculo que encontramos es de influencia. Es el área en la que yo puedo influir en mi realidad, aunque, digamos, el control es indirecto, ya que donde yo puedo actuar es en la conducta de terceras personas. Siguiendo con el supuesto anterior, mi zona de influencia en la situación del Covid es decir a mis hijas que se pongan la mascarilla, o puedo donar dinero para el cuidado de enfermos de covid, o puedo llevar comida a enfermos de covid que no pueden salir de su casa.
- Finalmente, está el círculo de preocupación. En este lugar los acontecimientos no dependen de mí, y están fuera de mi control e influencia. Realmente, en este lugar, somos víctimas de las circunstancias. En nuestra hipótesis, las muertes por Covid, o los posibles efectos secundarios de las vacunas. Desde donde yo estoy NO puedo actuar para cambiar estos hechos.
Las zonas de control e influencia son las zonas de MI RESPONSABILIDAD, en las que yo, puedo RESPONDER CON HABILIDAD a los acontecimientos de mi vida. La zona de PREOCUPACIÓN, es la zona en la que yo no puedo hacer nada para cambiar la realidad, por lo que es absurdo que le dedique tiempo y energía.
Una vez que hemos comprendido la división de las tres zonas, vamos al lío, es decir, como tendríamos que actuar cuando aparece un hecho, un acontecimiento, un contratiempo, que nos desestabiliza, nos requiere, nos quita energía, demanda algo de nosotros, o como queráis llamarlo. En definitiva, se trata de analizar en cual de los tres círculos podemos colocar el hecho en cuestión.
Voy a poner un ejemplo: Mi hijo suspende todas las asignaturas. Entonces puedo:
A) situarme en el círculo de preocupación, con la sensación de no poder hacer nada por cambiar las cosas, pensando que mi hijo es un desastre y sintiéndome una víctima de la situación.
B) colocarme en el círculo de influencia, ayudando a mi hijo, poniéndole un profesor particular, intentando averiguar que le ha pasado etc.
C) desde el círculo de control, echarme toda la responsabilidad a mí por no ser buena madre y no haber estado pendiente, y “cargar” con toda la mochila yo solita.
Parece que lo más lógico en este caso es situarnos en el círculo de influencia y desde ahí, actuar ya que hay cosas que yo puedo hacer (influencia), pero no tengo el control absoluto (las notas dependen del niño, no de mi, aunque yo ponga todo de mi parte).
Vamos a poner otro ejemplo, en este caso, más dramático: Me diagnostican una enfermedad grave.
Puedo:
A) colocarme en el círculo de preocupación, dándole vueltas al tema y sintiéndome la víctima mayor del universo, preguntándome que por qué me ha tenido que pasar esto a mí.
B) ubicarme en el círculo de influencia y pedir a mis amigos apoyo y decir en mi trabajo que en estos momentos no puedo asumir muchas cargas.
C) situarme en el círculo de control y acudir a mis revisiones y tratamientos, llevar una vida sana y equilibrada y colaborar con los médicos de la mejor manera.
En este caso, lo que tiene más sentido es que yo dirija mi energía a los dos últimos círculos que al primero.
Para finalizar, y a modo de conclusión, os doy dos “tips”:
- Muchas veces tenemos tendencia a situarnos en el Círculo de preocupación y perdemos la oportunidad de generar influencia y control sobre el hecho acontecido. En la zona de preocupación nos sentimos víctima de las circunstancias y permanecemos mucho tiempo en este círculo, dedicando mucha energía y pensamientos a estas preocupaciones.
Pues bien, el “Quid” de la cuestión está en pasar de víctima a responsable dando el salto a otro círculo, haciéndote cargo de aquello que SÍ que puedes hacer y que va a ayudar a mejorar la situación. Cuanto más asuntos pases del círculo de preocupación a los de influencia y control, mejor te vas a sentir. Y por eso os señalaba al principio, que para responder con habilidad ante la vida, lo que hay que hacer es dar el salto de VÍCTIMA A RESPONSABLE.
- Pero, por otro lado., si una vez analizado lo que ha ocurrido, no hay absolutamente nada que tú puedas hacer, déjalo estar y cuanto antes dejes de invertir energía en ello, más energía dispondrás para los temas que están en los otros círculos (tus círculos de control e influencia).
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