Lo bueno que el Coronavirus nos dejó
- Isabel Aller
- 10 mar 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 13 mar 2020
Sin ninguna intención de ser frívola, y partiendo de la base de que esto del Coronavirus es una faena y bien gorda, como Coach que soy, he procedido a hacerme preguntas diferentes a las que hasta la fecha me estaba planteando sobre este delicado asunto de salud con el objeto de obtener una nueva mirada hacia esta esta crisis.
Las preguntas que me he hecho, que además, no tengo reparo en confesar que son típicas de Coaching son: ¿para que está sirviendo esto que está sucediendo? ¿de qué nos estamos dando cuenta que antes no sabíamos? ¿qué vamos a hacer distinto a partir de ahora?
Hoy es 10 de marzo de 2020 y en España seguramente nos queda mucho Coronavirus por delante, pero a día de hoy, ya al responderme, me he dado cuenta de que algo bueno nos deja esta enfermedad. Estas son mis conclusiones:
- Hemos comprobado que el teletrabajo es factible en muchos puestos de trabajo. Ya se han podido llevar a cabo ciertas pruebas en este sentido con resultados exitosos. Por lo cual, y yendo más allá en las implicaciones de trabajar en casa: si el trabajo sigue saliendo y resulta que en casa nadie nos controla (o nos controla menos), ¿no deberíamos cuestionarnos si debemos sustituir el Control por el Compromiso para obtener buenos resultados?
- Relacionado con el punto anterior; ¿no es el momento de agradecer todo el desarrollo tecnológico del que gozamos que nos está facilitando la flexibilidad espacio temporal que se ha revelado como crítica para que el mundo no descarrile sin control?
- Hemos demostrado nuestra solidaridad. Hemos acatado unas medidas drásticas (tales como no llevar a los niños al colegio, cancelar eventos –incluso lúdicos- ) sobre todo por el bien de nuestros mayores y personal más vulnerable. Si yo, mujer sana de 47 años enfermo de coronavirus, probablemente no pase de ser una gripe más, pero el problema es si se lo transmito a alguien en grupo de riesgo. Estamos acatando las medidas, sobre todo, por los demás.
- Nos hemos dado cuenta de los globales, dependientes y sinérgicos que somos. Todos los países dependen de los demás. Si China se tambalea, el mundo entero vibra. Si Europa se contagia, la bolsa mundial entra en crisis. E igualmente, si en mi barrio enferman, yo también. ¿No nos estamos dando cuenta de que si cada uno de nosotros nos cuidamos, cuidamos a los demás? Y viceversa: cuidando a nuestros congéneres, también nos estamos cuidando a nosotros.
- Estamos aprendiendo a vivir en la incertidumbre, enseñanza que nos será muy valiosa en el paradigma VUCA actual. A día de hoy (10 de marzo) se han implementado ciertas medidas bastante radicales en mi ciudad (Madrid), pero desconocemos que va a pasar en el futuro: si se van a prorrogar, si va a evolucionar a peor, a mejor. Se ha producido un desbarajuste en nuestras vidas que , según observo, está provocando desconcierto, pero casi siempre teñido de aceptación más que de rabia o enfado.
Y es que, aunque evidentemente estoy deseando que las aguas vuelvan a su cauce e, insisto, esta crisis del Coronavirus acarrea muchos damnificados, sentía la necesidad de encontrarle un poquito de sentido a este caos…

Comentarios